La profesión de periodista digital me atrae mucho. Quizás es porque bajo mi punto de vista, el entorno digital puede ser una alternativa a los medios tradicionales. Los medios tradicionales no me convencen. Lo que me gusta de Internet es que nos ofrece a los periodistas una serie de posibilidades mediante las cuales desarrollar una nueva filosofía de la profesión. Un filosofía más abierta, más cooperativa, más participativa. Es dentro de esa filosofía de trabajo donde me gustaría encontrarme. Donde me gustaría trabajar y crecer profesionalmente.
Por supuesto, con esto no solo me refiero a 'encontrar curro' en las ediciones digitales de El País y El Mundo que, aunque van evolucionando, reproducen muchos de los problemas con los que nos encontramos en los medios tradicionales.
Personalmente, lo que no me gusta de los medios tradicionales es que dependen demasiado de información ya elaborada (agencias). Además, desprecio bastante la función de agenda setting que desarrollan. No sé por qué en todos los periódicos se tiene que hablar de lo mismo, no entiendo por qué casi la totalidad de un periódico va firmado por Efe o con suerte Europa Press. Tampoco comprendo por qué la tele, la radio y los diarios hablan de lo mismo. A estas alturas de la historia, los periodistas ya deberíamos tener claro que no basta con ofrecer las diferentes opinines sobre un tema. Debemos empezar a habilitar espacios en los los que tengan cabida todo tipo de temas y todo tipo de opiniones. La profesión periodística debe abrirse, sin miedo y sin complejos, a los nuevos tiempos.
Está claro que, para poder 'abrirse' necesita que se la dote de las herramientas necesarias para interactuar efectivamente en el entorno digital. Yo, que gracias a mi estancia en Tarragona, he podido aprender algunas nociones de edición y producción digital, pido que en todas las universidades se tomen en serio esto. Se trata de nuestro futuro. Una mayor, más efectiva y más práctica formación digital es necesaria. Está en juego la emancipación de la profesión periodística. Lejos de directores y editores al servicio de Dios sabe quién, Internet nos da las herramientas para que un grupo de gente se junte y haga cosas originales, distintas. Para que podamos gestionar nuestros propios espacios de información y de comunicación. Para que todo sea un poco más real, más cercano, más humano. Para que el ciudadano realmente participe, comentando las noticias, creando las suyas propias. Y repito, el periodista, no ha de tener miedo. No ha de pensar que le están comiendo terreno. Por el contrario, ha de abrir su mente y responsabilizarse del momento histórico y técnico que le ha tocado vivir.
En fin, menos mal que Tasha dijo que podíamos hablar de lo que quisiésemos, porque yo, como siempre, me he ido por los cerros de úbeda. Sin embargo, por qué no ha de ser más interesante lo que he dicho que lo que tenía que decir. Creo que esta cuestión del miedo que presenta la profesión al periodismo digital y a las nuevas corrientes de periodismo ciudadano es digna de comentar. Para mí, el debate no está en qué es y qué no es periodismo. El debate está en si lo que hacemos sirve para algo. Si lo que hacemos tiene algo que ver con para lo que nos formamos. Y sobre todo, si lo que hacemos tiene algo que ver con lo que creemos.
Por supuesto, con esto no solo me refiero a 'encontrar curro' en las ediciones digitales de El País y El Mundo que, aunque van evolucionando, reproducen muchos de los problemas con los que nos encontramos en los medios tradicionales.
Personalmente, lo que no me gusta de los medios tradicionales es que dependen demasiado de información ya elaborada (agencias). Además, desprecio bastante la función de agenda setting que desarrollan. No sé por qué en todos los periódicos se tiene que hablar de lo mismo, no entiendo por qué casi la totalidad de un periódico va firmado por Efe o con suerte Europa Press. Tampoco comprendo por qué la tele, la radio y los diarios hablan de lo mismo. A estas alturas de la historia, los periodistas ya deberíamos tener claro que no basta con ofrecer las diferentes opinines sobre un tema. Debemos empezar a habilitar espacios en los los que tengan cabida todo tipo de temas y todo tipo de opiniones. La profesión periodística debe abrirse, sin miedo y sin complejos, a los nuevos tiempos.
Está claro que, para poder 'abrirse' necesita que se la dote de las herramientas necesarias para interactuar efectivamente en el entorno digital. Yo, que gracias a mi estancia en Tarragona, he podido aprender algunas nociones de edición y producción digital, pido que en todas las universidades se tomen en serio esto. Se trata de nuestro futuro. Una mayor, más efectiva y más práctica formación digital es necesaria. Está en juego la emancipación de la profesión periodística. Lejos de directores y editores al servicio de Dios sabe quién, Internet nos da las herramientas para que un grupo de gente se junte y haga cosas originales, distintas. Para que podamos gestionar nuestros propios espacios de información y de comunicación. Para que todo sea un poco más real, más cercano, más humano. Para que el ciudadano realmente participe, comentando las noticias, creando las suyas propias. Y repito, el periodista, no ha de tener miedo. No ha de pensar que le están comiendo terreno. Por el contrario, ha de abrir su mente y responsabilizarse del momento histórico y técnico que le ha tocado vivir.
En fin, menos mal que Tasha dijo que podíamos hablar de lo que quisiésemos, porque yo, como siempre, me he ido por los cerros de úbeda. Sin embargo, por qué no ha de ser más interesante lo que he dicho que lo que tenía que decir. Creo que esta cuestión del miedo que presenta la profesión al periodismo digital y a las nuevas corrientes de periodismo ciudadano es digna de comentar. Para mí, el debate no está en qué es y qué no es periodismo. El debate está en si lo que hacemos sirve para algo. Si lo que hacemos tiene algo que ver con para lo que nos formamos. Y sobre todo, si lo que hacemos tiene algo que ver con lo que creemos.
He aquí algunos ejemplos de periodismo al servicio de algo en Murcia:
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